La alabanza a la Santísima Madre de Dios

De­di­ca­to­ria

Oh Madre de Dios, oh, Ge­ne­ra­la vic­to­rio­sa, te can­ta­mos un himno de triun­fo. A ti, que nos sal­vas de nues­tras tri­bu­la­cio­nes te ofre­ce­mos nues­tra gra­ti­tud. Eres in­ven­ci­ble. Lí­bra­nos de todo pe­li­gro y ex­cla­ma­re­mos:

¡Alé­gra­te, Es­po­sa siem­pre Vir­gen!

Pró­lo­go

Habien­do en­ten­di­do su mi­sión se­cre­ta, el Ángel va con prisa a la casa de José y dice a la Vir­gen: "El que in­cli­na los Cie­los por su con­des­cen­den­cia, Se es­con­de en ti. Vien­do cómo toma la forma de es­cla­vo en tu seno, me ma­ra­vi­llo y te acla­mo:

¡Alé­gra­te, Es­po­sa siem­pre Vir­gen!

Ikos 1

Un Prín­ci­pe de los án­ge­les es en­via­do desde los Cie­los para decir a la Madre de Dios: "Alé­gra­te". Cuan­do Te con­tem­pla, oh, Señor, asu­mien­do un cuer­po, exul­ta y queda asom­bra­do, y con voz in­ma­te­rial la acla­ma:

Alé­gra­te, Luz de ale­gría; alé­gra­te, ex­tin­ción de la mal­di­ción. Alé­gra­te, re­su­rrec­ción de Adán caído; alé­gra­te, re­den­ción de las lá­gri­ma de Eva. Alé­gra­te, al­tu­ra inac­ce­si­ble a la razón hu­ma­na; alé­gra­te, pro­fun­di­dad in­son­da­ble aun a los ojos de los Án­ge­les. Alé­gra­te, trono del Rey; alé­gra­te, por­ta­do­ra de Quién lo lleva todo. Alé­gra­te, es­tre­lla que anun­cia al Sol; alé­gra­te, seno de la di­vi­na En­car­na­ción. Alé­gra­te, re­no­va­do­ra de la Crea­ción; alé­gra­te, Madre del Crea­dor.

¡Alé­gra­te, Es­po­sa siem­pre Vir­gen!

Kon­ta­kion 2

Con­si­de­ran­do su cas­ti­dad, la San­tí­si­ma dice con fran­que­za a Ga­briel: "La pa­ra­do­ja de tu pa­la­bra pa­re­ce in­com­pren­si­ble a mi alma. Me pre­di­cas una ma­ter­ni­dad sin que co­noz­ca varón y ex­cla­mas: ¡Alle­luia!

Ikos 2

La Vir­gen desea com­pren­der lo in­com­pren­si­ble e in­te­rro­ga al en­via­do: "¿Cómo puede nacer un hijo de mis cas­tas en­tra­ñas? Dí­me­lo". El ángel res­pon­de con temor, acla­mán­do­la:

Alé­gra­te, ini­cia­da en el de­sig­nio inefa­ble; alé­gra­te, tes­ti­mo­nio del si­len­cio mis­te­rio­so. Alé­gra­te, pre­lu­dio de las ma­ra­vi­llas del Cris­to; alé­gra­te, re­ca­pi­tu­la­ción de los dog­mas de la fe. Alé­gra­te, es­ca­la por la que Dios bajó de los Cie­los; alé­gra­te, puen­te que con­du­ce a los de la tie­rra a los Cie­los. Alé­gra­te, ma­ra­vi­lla de los án­ge­les; alé­gra­te, he­ri­da de los de­mo­nios. Alé­gra­te, Madre inefa­ble de la Luz; alé­gra­te, maes­tra de dis­cre­ción. Alé­gra­te, cien­cia mayor que la de los sa­bios; alé­gra­te, ilu­mi­na­ción del es­pí­ri­tu de los fie­les.

¡Alé­gra­te, Es­po­sa siem­pre Vir­gen!

Kon­ta­kion 3

La Ener­gía del Al­tí­si­mo cubre con su som­bra a la Vir­gen para fe­cun­dar­la, trans­for­man­do su seno es­té­ril en un campo fér­til para todos los que quie­ran co­se­char la sal­va­ción, sal­mo­dian­do así: ¡Alle­luia!

Ikos 3

Habien­do re­ci­bi­do a Dios en su seno, la Vir­gen se apre­su­ra a vi­si­tar a Isa­bel. Su bebé, re­co­no­cien­do el sa­lu­do de María, en­se­gui­da se ale­gra y salta de jú­bi­lo, acla­man­do a la Madre de Dios:

Alé­gra­te, sar­mien­to de cepa in­co­rrup­ti­ble; alé­gra­te, huer­to de fru­tos puros. Alé­gra­te, Madre del; Jar­di­ne­ro, amigo del hom­bre; alé­gra­te, ma­triz del Sem­bra­dor de nues­tra vida. Alé­gra­te, tie­rra fér­til de mi­se­ri­cor­dias; alé­gra­te, mesa col­ma­da de ofren­das. Alé­gra­te flo­ra­ción del Pa­raí­so; alé­gra­te, puer­to de las almas. Alé­gra­te, grato in­cien­so de la ple­ga­ria; alé­gra­te ex­pia­ción de todo el uni­ver­so. Alé­gra­te, amor de Dios a los hom­bres; alé­gra­te, in­ter­ce­so­ra de los mor­ta­les fren­te a Dios.

¡Alé­gra­te, Es­po­sa siem­pre Vir­gen!

Kon­ta­kion 4

El dis­cre­to José es tur­ba­do por un tor­be­llino de pen­sa­mien­tos con­tra­dic­to­rios. Va­ci­la su alma al verte con­ce­bir mis­te­rio­sa­men­te, Vir­gen irre­pro­cha­ble. Mas, co­no­cien­do la obra del Es­pí­ri­tu Santo, dice: ¡Alle­luia!

Ikos 4

Los pas­to­res oyen can­tar a los án­ge­les la pre­sen­cia del Cris­to en­car­na­do. Co­rrien­do como hacia su Pas­tor, Lo con­tem­plan como un Cor­de­ro in­ma­cu­la­do, ali­men­ta­do por el seno de María, a quien can­tan este himno:

Alé­gra­te, Madre del Cor­de­ro y del Pas­tor; alé­gra­te, redil de las ove­jas es­pi­ri­tua­les. Alé­gra­te, re­fu­gio con­tra las fie­ras in­vi­si­bles; alé­gra­te, llave de las puer­tas del Pa­raí­so. Alé­gra­te, fuen­te del re­go­ci­jo de los Cie­los con la tie­rra; alé­gra­te, ar­mo­nía de las voces te­rres­tres con los coros ce­les­tia­les. Alé­gra­te, boca de los após­to­les que no se calla; alé­gra­te, fuer­za in­ven­ci­ble de los már­ti­res. Alé­gra­te, sos­tén in­con­mo­vi­ble de la Fe; alé­gra­te, señal res­plan­de­cien­te de la Gra­cia. Alé­gra­te, ven­ce­do­ra del in­fierno; alé­gra­te, me­dia­do­ra de la Glo­ria.

¡Alé­gra­te, Es­po­sa siem­pre Vir­gen!

Kon­ta­kion 5

Los Magos con­si­de­ran la es­tre­lla que con­du­ce a Dios. Si­guien­do su res­plan­dor, lo toman como lám­pa­ra para al­can­zar lo Inac­ce­si­ble y se ale­gran, pro­cla­man­do: ¡Alle­luia!

Ikos 5

Los Magos de Cal­dea ven en manos de la Vir­gen a Aquél que con sus manos mo­de­la al hom­bre. Lo re­co­no­cen como a su Señor, aun­que toma la forma de es­cla­vo y se apre­su­ran a ren­dir­le el ho­me­na­je de sus dones di­cien­do a la Ben­di­ta:

Alé­gra­te, Madre del Astro sin ocaso; alé­gra­te, ama­ne­cer del día mís­ti­co. Alé­gra­te, ex­tin­ción de la ho­gue­ra del error; alé­gra­te, ilu­mi­na­ción de los ini­cia­dos en la Tri­ni­dad. Alé­gra­te, ren­di­ción del ti­rano in­hu­mano; alé­gra­te, re­ve­la­do­ra del Cris­to, Señor, amigo del hom­bre. Alé­gra­te, li­ber­ta­do­ra de los ritos pa­ga­nos; alé­gra­te, tú que nos sacas de las obras co­rrup­tas. Alé­gra­te, con­su­ma­ción de la ado­ra­ción del fuego; alé­gra­te, bál­sa­mo de las pa­sio­nes. Alé­gra­te, guía de los fie­les hacia la sa­bi­du­ría; alé­gra­te, gozo de todas las ge­ne­ra­cio­nes.

¡Alé­gra­te, Es­po­sa siem­pre Vir­gen!

Kon­ta­kion 6

Tes­ti­gos y por­ta­do­res de Dios, los Magos vuel­ven a Ba­bi­lo­nia cum­plien­do tu pro­fe­cía, pro­cla­mán­do­te Cris­to ante todos y de­jan­do al in­sen­sa­to He­ro­des, in­ca­paz de Sal­mo­diar: ¡Alle­luia!

Ikos 6

Hacien­do bri­llar en Egip­to la luz de la Ver­dad, di­si­pas­te las ti­nie­blas del error. Los ído­los de este país no so­por­tan tu po­ten­cia, oh, Sal­va­dor, y se de­rrum­ban, y los que se li­bran de ellos cla­man a la Madre de Dios:

Alé­gra­te, ele­va­ción de los hom­bres; alé­gra­te, caída de los de­mo­nios. Alé­gra­te, hu­mi­lla­ción del error; alé­gra­te, de­mos­tra­ción del en­ga­ño de los ído­los. Alé­gra­te, mar que su­mer­ge al Fa­raón, al hom­bre viejo; alé­gra­te, roca que sacia a los se­dien­tos de la Vida. Alé­gra­te, co­lum­na de fuego que orien­ta en las ti­nie­blas; alé­gra­te, re­fu­gio más vasto que el fir­ma­men­to. Alé­gra­te, ali­men­to mejor que el maná; alé­gra­te, ser­vi­do­ra del fes­tín sa­gra­do. Alé­gra­te, tie­rra pro­me­ti­da; alé­gra­te, fuen­te de leche y de miel.

¡Alé­gra­te, Es­po­sa siem­pre Vir­gen!

Kon­ta­kion 7

Miran­do al Niño, Si­meón, pron­to a dejar este mundo en­ga­ña­dor, Lo re­co­no­ce como ver­da­de­ro Dios y ad­mi­ra tu inefa­ble Sa­bi­du­ría, cla­man­do: ¡Alle­luia!

Ikos 7

Nos mues­tra el Crea­dor una nueva crea­ción, ma­ni­fes­tán­do­se a no­so­tros, sus cria­tu­ras. Ger­mi­nan­do en un seno sin si­mien­te, lo con­ser­vó in­tac­to para que al con­si­de­rar tal ma­ra­vi­lla can­te­mos acla­mán­do­la:

Alé­gra­te, flor in­co­rrup­ti­ble; alé­gra­te, co­ro­na de la pu­re­za. Alé­gra­te, ros­tro re­ful­gen­te de la Re­su­rrec­ción; alé­gra­te, es­pe­jo de la vida an­gé­li­ca. Alé­gra­te, árbol cuyos fru­tos lu­mi­no­sos nu­tren a los fie­les; alé­gra­te, ra­ma­je fron­do­so que da su som­bra a mu­chos. Alé­gra­te, Madre del Guía de los per­di­dos; alé­gra­te, Madre del Re­den­tor de los cau­ti­vos. Alé­gra­te, tran­qui­li­dad del justo; alé­gra­te, re­con­ci­lia­ción de los pe­ca­do­res. Alé­gra­te, tú­ni­ca de Gra­cia para los que están des­nu­dos; alé­gra­te, ter­nu­ra que su­pera todo deseo.

¡Alé­gra­te, Es­po­sa siem­pre Vir­gen!

Kon­ta­kion 8

Miran­do este ra­ci­mo asom­bro­so, nos con­ver­ti­mos en ex­tran­je­ros de este mundo, po­nien­do nues­tro es­pí­ri­tu en los Cie­los. Por eso el Al­tí­si­mo se ma­ni­fes­tó en la tie­rra como un hom­bre hu­mil­de, para atraer hacia las al­tu­ras a todos los que Lo acla­man: ¡Alle­luia!

Ikos 8

Por con­des­cen­den­cia di­vi­na, el Verbo Se hace pre­sen­te a los de la tie­rra sin ale­jar­se de los Cie­los y sin trans­fe­rir­se de un lugar a otro. Nace de una Vir­gen, llena de Dios, a la que acla­ma­mos:

Alé­gra­te, casa in­men­sa de Dios; alé­gra­te, um­bral del mis­te­rio sa­gra­do. Alé­gra­te, buena nueva in­com­pren­si­ble para los in­fie­les; alé­gra­te, glo­ria de los fie­les. Alé­gra­te, carro san­tí­si­mo de quien está por en­ci­ma de los Que­ru­bi­nes; alé­gra­te, mo­ra­da de quien está por en­ci­ma de los Se­ra­fi­nes. Alé­gra­te, con­ci­lia­ción de los con­tra­rios; alé­gra­te, jun­tu­ra de la vir­gi­ni­dad y la ma­ter­ni­dad. Alé­gra­te, per­dón de la trans­gre­sión; alé­gra­te, mano que abre el Pa­raí­so. Alé­gra­te, clave del Reino del Cris­to; alé­gra­te, es­pe­ran­za de los bie­nes eter­nos.

¡Alé­gra­te, Es­po­sa siem­pre Vir­gen!

Kon­ta­kion 9

El mundo en­te­ro de los án­ge­les ad­mi­ra la obra in­men­sa de tu En­car­na­ción. El Dios inac­ce­si­ble Se hace ver a todos ac­ce­si­ble como un hom­bre, ha­bi­tan­do entre no­so­tros, y oyen­do de todos: ¡Alle­luia!

Ikos 9

Vemos a los ha­bla­do­res mudos como peces ante ti, oh Madre de Dios, in­ca­pa­ces de decir cómo pu­dis­te con­ci­liar la vir­gi­ni­dad y la ma­ter­ni­dad. No­so­tros, ad­mi­ran­do el Mis­te­rio, te acla­ma­mos lle­nos de fe:

Alé­gra­te, arca de la Sa­bi­du­ría de Dios; alé­gra­te, jo­ye­ro de la Di­vi­na Pro­vi­den­cia. Alé­gra­te, vic­to­ria sobre la ne­ce­dad de los fi­ló­so­fos; alé­gra­te, si­len­cio im­pues­to a los sa­bios. Alé­gra­te, ex­tra­vío de los bus­ca­do­res va­ci­lan­tes; alé­gra­te, con­fu­sión de los men­ti­ro­sos. Alé­gra­te, so­lu­ción de los enig­mas; alé­gra­te, abun­dan­cia en las redes de los pes­ca­do­res. Alé­gra­te, li­be­ra­do­ra de los abis­mos de la ig­no­ran­cia; alé­gra­te, lám­pa­ra de las in­te­li­gen­cias. Alé­gra­te, navío de los na­ve­gan­tes de esta vida; alé­gra­te, puer­to de los na­ve­gan­tes de esta vida.

¡Alé­gra­te, Es­po­sa siem­pre Vir­gen!

Kon­ta­kion 10

Que­rien­do sal­var al mundo, el Crea­dor viene a él li­bre­men­te. Dios, nues­tro Pas­tor, Se hace Cor­de­ro por no­so­tros y atrae nues­tra na­tu­ra­le­za con su pro­pia na­tu­ra­le­za y nos oye res­pon­der como a Dios: ¡Alle­luia!

Ikos 10

Eres mu­ra­lla para las vír­ge­nes, oh Madre de Dios y Vir­gen, y para todos los que co­rren hacia. Pues el Crea­dor del Cielo y de la tie­rra te cubre con su som­bra, oh In­ma­cu­la­da, ha­bi­ta en tu seno y a todos en­se­ña a decir:

Alé­gra­te, co­lum­na de la vir­gi­ni­dad; alé­gra­te, puer­ta de la sal­va­ción. Alé­gra­te, prin­ci­pio de la nueva crea­ción; alé­gra­te, ad­mi­nis­tra­do­ra de la bon­dad di­vi­na. Alé­gra­te, re­ge­ne­ra­do­ra de los con­ce­bi­dos en la des­gra­cia; alé­gra­te, cor­du­ra de los es­pí­ri­tus con­fun­di­dos. Alé­gra­te, de­rro­ta del co­rrup­tor de los es­pí­ri­tus; alé­gra­te, Madre del Sem­bra­dor de la pu­re­za. Alé­gra­te, lecho nup­cial de las bodas in­ma­cu­la­das; alé­gra­te, unión de los fie­les con su Señor. Alé­gra­te, maes­tra de las vír­ge­nes; alé­gra­te, adorno nup­cial de las almas san­tas.

¡Alé­gra­te, Es­po­sa siem­pre Vir­gen!

Kon­ta­kion 11

Mag­ni­tud in­fi­ni­ta tiene tu mi­se­ri­cor­dia, y todo himno es im­po­ten­te para des­cri­bir­la. Oh, Rey santo, aun­que nues­tros can­tos fue­sen tan nu­me­ro­sos como los gra­nos de arena, no ha­ría­mos nada digno del don que re­ci­ben los que cla­man: ¡Alle­luia!

Ikos 11

Vemos a la Vir­gen santa como una llama que ilu­mi­na a quie­nes están en las ti­nie­blas. Su luz in­ma­te­rial con­du­ce a todo hom­bre al co­no­ci­mien­tos di­vino. Es­plen­dor que ilu­mi­na la in­te­li­gen­cia, está hon­ra­da por esta acla­ma­ción:

Alé­gra­te, rayo del Sol es­pi­ri­tual; alé­gra­te, luz inex­tin­gui­ble. Alé­gra­te, re­lám­pa­go que ilu­mi­na las almas; alé­gra­te, trueno que asus­ta a los enemi­gos. Alé­gra­te, na­ci­mien­to de un Astro es­plen­do­ro­so; alé­gra­te, tú que haces sur­gir un Río inago­ta­ble. Alé­gra­te, ima­gen viva del agua del bau­tis­mo; alé­gra­te, ablu­ción de la man­cha del pe­ca­do. Alé­gra­te, fuen­te que lava la con­cien­cia; alé­gra­te, copa que mana ale­gría. Alé­gra­te, per­fu­me del Cris­to; alé­gra­te, vida del ban­que­te mís­ti­co.

¡Alé­gra­te, Es­po­sa siem­pre Vir­gen!

Kon­ta­kion 12

Que­rien­do per­do­nar las deu­das an­ti­guas, El que per­do­na las deu­das de todos los hom­bres viene hacia ellos, ale­ja­dos de su gra­cia. Cuan­do rompe el acta de cré­di­to, nos oye acla­mar­lo: ¡Alle­luia!

Ikos 12

Noso­tros can­tan­do tu ma­ter­ni­dad, te ala­ba­mos, oh Madre de Dios, como a un tem­plo vivo. Pues ha­bi­tan­do en tu seno, el Señor que tiene en su mano todo el uni­ver­so te san­ti­fi­ca y te glo­ri­fi­ca y nos en­se­ña a acla­mar­te:

Alé­gra­te, ta­ber­nácu­lo del Verbo Dios; alé­gra­te, san­tua­rio san­tí­si­mo. Alé­gra­te, arca do­ra­da por el Es­pí­ri­tu Santo; alé­gra­te te­so­ro inago­ta­ble de vida. Alé­gra­te, dia­de­ma pre­cio­sa de los reyes san­tos; alé­gra­te, glo­ria de los sa­cer­do­tes pia­do­sos. Alé­gra­te, torre inex­pug­na­ble de la Igle­sia; alé­gra­te, for­ta­le­za in­des­truc­ti­ble del Reino de Dios. Alé­gra­te, dis­pen­sa­do­ra de vic­to­rias y tro­feos; alé­gra­te, de­rro­ta de los enemi­gos. Alé­gra­te, me­di­ci­na de nues­tro cuer­po; alé­gra­te, sal­va­ción de nues­tra alma.

¡Alé­gra­te, Es­po­sa siem­pre Vir­gen!

Kon­ta­kion 13

Oh Madre digna de toda ala­ban­za, tú que pa­ris­te al Verbo más Santo que todos los san­tos, re­ci­be hoy nues­tra ofren­da, lí­bra­nos de toda des­gra­cia y del cas­ti­go que ame­na­za, y pre­ser­va a los que acla­man jun­tos: ¡Alle­luia!

Се́й конда́къ глаго́лется три́жды. Та́же Икосъ 1-й и Конда́къ 1-й

La ala­ban­za a la San­tí­si­ma Madre de Dios en Es­pa­ñol
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